Por César González Gómez
Comencé investigando la versión que conocíamos de la llegada del béisbol a Sonora sin sospechar que los hallazgos y las evidencias iban a dar un vuelco diametral a esta versión que fue publicada en 1946 por el magistral Miguel S. Durazo como parte de su monumental libro El Béisbol en Sonora. En dicha versión presenta el testimonio de don Torcuato Marcor quien relata que, siendo un niño de 10 años, le tocó ver llegar al puerto de Guaymas en Mayo de 1877 al Montana, supuestamente un buque de la marina de guerra de Estados Unidos.
Los marinos descendieron de dicha unidad y pidieron permiso para limpiar un terreno aledaño y practicar el béisbol en un lugar que, entonces, era llamado La Plaza de las Carretas. Rápidamente, la gente comenzó a reunirse para presenciar el juego causando especial admiración e hilaridad la careta de catcher. La gente no se explicaba como una persona pudiera ver con semejante obstáculo frente a sus ojos.
Según la misma versión de don Torcuato Marcor los muchachos sonorenses siguieron practicando el juego cuando los marinos se fueron y, así, se popularizó el juego y se diseminó por el estado. El Montana, según Marcor, se habría hundido en la bahía de Guaymas en 1878 luego de un incendio.
Un día, platicando de otros aspectos históricos con la directora del Salón de la Fama, la C.P. Magdalena Rosales, surgió la necesidad de dotar a los orígenes del béisbol en México de un estudio serio y un sustento documental para su mejor entendimiento.
Me ofrecí para iniciar un trabajo que lleva casi dos años visitando archivos, revisando periódicos del siglo 19 y cotejando información dentro y fuera del país como parte de una investigación histórica a nivel nacional que busca confirmar y depurar, o bien, desmentir las versiones que actualmente conocemos sobre la llegada y proliferación del béisbol en nuestro país. Asimismo, se realiza una extensa búsqueda documental para situar otros brotes tempranos de béisbol en nuestro territorio e, incluso, fuera de él. Este trabajo corre a cargo de un servidor y cuenta con el aval del Salón de la Fama del Béisbol Mexicano
Comencé investigando la versión de Sonora, por su grado de importancia y su riqueza en elementos rastreables. Los resultados fueron de extrema sorpresa.
Se encontró que el Montana, el barco más famoso en la historia del béisbol, no era militar, sino que se trataba de un vapor que transportaba carga, correo y pasajeros desde San Francisco a varios puertos mexicanos, entre ellos Guaymas, y llegaba hasta la desembocadura del Río Colorado en lo más alto del Mar de Cortez para luego regresar siguiendo la misma ruta.
Pero lo más impactante fue ir encontrando documentación que situaba el hundimiento del Montana unos meses antes del supuesto juego histórico. En realidad, el Montana se hundió el 14 de Diciembre de 1876 según la última bitácora del buque, el control de tráfico marítimo de Guaymas de ese mes y una nota publicada en el New York Times unos días después del siniestro informando de la noticia.
Al momento en que el supuesto juego histórico ocurría, el Montana tenía casi 5 meses hundido. Otro elemento clave en la historia es la careta de catcher que tanta sorpresa habría causado según el relato original pero que, sin embargo, su presencia en Guaymas en esos días habría sido casi imposible.
La careta se usó públicamente, por primera vez, en Abril de 1877 por el receptor del equipo de la universidad de Harvard, cerca de Boston y las primeras evidencias de su comercialización se tienen fechadas en Agosto de ese mismo año, por lo que su presencia en Guaymas apenas unos días después luce muy poco probable.
La evidencia arroja que los elementos citados en la versión del sr. Marcor no pudieron haber coincidido en Guaymas en Mayo de 1877. El barco ya se había hundido, y la careta era una recién nacida.
En realidad, el matrimonio de Sonora con el béisbol pudo haber iniciado en 1867, diez años antes de la supuesta llegada del Montana.
La intervención francesa motivó que muchas familias adineradas del occidente del país enviaran a sus hijos a estudiar a California en los Estados Unidos siendo el Santa Clara College, cerca de San Francisco, uno de los colegios predilectos.
El primer mexicano que juega al beisbol según las evidencias hasta hoy encontradas fue José Francisco Godoy, un jovencito de 15 años que en abril de 1866 defiende el jardín central del Eureka Base Ball Club de Santa Clara en California, según lo reportó el diario Alta Californian de San Francisco.
Mientras el joven José Francisco jugaba al beisbol en la primavera de 1866, su padre José Antonio, consul mexicano en San Francisco, gestionaba el envío de armas y dinero para apoyar al ejército republicano de Benito Juarez que buscaba quitar del poder al emperador Maximiliano de Habsburgo, impuesto por la intervención francesa. Juárez, Godoy y los republicanos contaban con el apoyo de los Estados Unidos.
Muchos de esos jóvenes simpatizantes de la causa liberal juarista adoptaron el beisbol como una bandera de repudio a las intervenciones europeas y abrazaban los ideales americanos de república, progreso y anti monarquía. Es entonces que comienzan a practicar el juego.
Unos meses después, durante el verano de 1866 se vivía ya una fiebre por el béisbol en San Francisco que terminó por absorber a los estudiantes mexicanos. En ese año había ya 35 mexicanos en el Santa Clara College, de los cuales 23 eran sonorenses. Entre ellos estudiaba también Saturnino Ayón, un mazatleco.
En Agosto se organiza la Convención de Base Ball del Pacífico que buscaba organizar y estandarizar a los diversos equipos que ya existían en la zona dentro de un mismo conjunto de reglas y estatutos. De Santa Clara, se registraron el Eureka Base Ball Club de José Francisco Godoy y el Original Base Ball Club que registró, como su representante, a Saturnino Ayón de Mazatlán, Sinaloa.
La primera evidencia que relaciona a un sonorense con el béisbol se da el 9 de Abril de 1867 cuando aparece publicado en el diario Alta Californian el reporte de un juego que enfrenta al Original con el Excelsiors. En dicho reporte Adrían Cubillas, procedente de Hermosillo, Sonora, defiende la segunda base. Ayón actúa como pitcher.
Otro nativo de Sonora, Fernando Güereñas, también aparece entre los primeros peloteros mexicanos que conoce la historia. Nativo de Álamos, pero avecindado en Guaymas desde muy pequeño, Güereñas defiende el jardín derecho del Original en el reporte del juego que hace el diario San Francisco Call el 24 de Noviembre de 1867. Ni Ayón ni Cubillas aparecen en este reporte, pues ya se habían graduado y regresado a México.
De los peloteros del Original sobreviven un par de imágenes de extraordinario valor histórico tomadas en 1867 que se constituyen, junto a una imagen de Maximiliano en 1865 jugando cricket, como las fotografías más antiguas relacionadas al deporte de México. En ellas, los peloteros hacen evidente un alto grado de entusiasmo y organización. Debida y meticulosamente uniformados, cuidan hasta el último detalle.
Su distinción es una estrella de cinco puntas que se puede observar en sus gorras y que se repite en la hebilla del cinturón. Esta estrella probablemente representa un símbolo de afinidad con la masonería. Documentación fechada años después, en 1889, prueba que Saturnino Ayón, vicepresidente del Original y uno de sus líderes más visibles, fue miembro de la agrupación masónica de los Caballeros Templarios en México. Cuando conmemoraron los 15 años del fallecimiento de otro distinguido masón, Benito Juárez, Ayón ofrece un apasionado discurso y entrega como ofrenda, ante la tumba de Juárez, una estrella plateada de cinco puntas.
Es muy probable que, a su regreso a México, hayan practicado el juego poniéndolo de moda. Todos estos pioneros del beisbol mexicano eran de clases altas, lo cual cumple con una de las premisas del Modelo de Difusión, que plantea el Dr. Joseph Arbena, experto en la historia del deporte en América Latina. Arbena ha comprobado que los deportes llegan a América Latina traídos por las clases altas como una novedad social, la ponen de moda, haciendo socialmente apetecible su práctica, para luego ser imitadas por el resto de la población consolidando el juego. Este proceso se presentó por estos mismos años en Cuba y luego se repetiría en Nicaragua, Venezuela y Puerto Rico.
El Santa Clara College siguió siendo un gran inspirador de béisbol para el estado de Sonora durante el siglo 19. Los hermanos Ruiz, a quienes se le atribuye la introducción del béisbol a Hermosillo alrededor de 1885, eran estudiantes de esa misma institución. Jorge Boido y Carlos Cáñez que, como peloteros del club Guaymas derrotaron a Hermosillo en 1892, también eran estudiantes del Santa Clara College. Es el mismo caso con Espiridión Robles que habría introducido el béisbol al poblado sonorense de Baviácora en 1895.
Comencé investigando la versión que conocíamos de la llegada del béisbol a Sonora sin sospechar que los hallazgos y las evidencias iban a dar un vuelco diametral a esta versión que fue publicada en 1946 por el magistral Miguel S. Durazo como parte de su monumental libro El Béisbol en Sonora. En dicha versión presenta el testimonio de don Torcuato Marcor quien relata que, siendo un niño de 10 años, le tocó ver llegar al puerto de Guaymas en Mayo de 1877 al Montana, supuestamente un buque de la marina de guerra de Estados Unidos.
Los marinos descendieron de dicha unidad y pidieron permiso para limpiar un terreno aledaño y practicar el béisbol en un lugar que, entonces, era llamado La Plaza de las Carretas. Rápidamente, la gente comenzó a reunirse para presenciar el juego causando especial admiración e hilaridad la careta de catcher. La gente no se explicaba como una persona pudiera ver con semejante obstáculo frente a sus ojos.
Según la misma versión de don Torcuato Marcor los muchachos sonorenses siguieron practicando el juego cuando los marinos se fueron y, así, se popularizó el juego y se diseminó por el estado. El Montana, según Marcor, se habría hundido en la bahía de Guaymas en 1878 luego de un incendio.
Un día, platicando de otros aspectos históricos con la directora del Salón de la Fama, la C.P. Magdalena Rosales, surgió la necesidad de dotar a los orígenes del béisbol en México de un estudio serio y un sustento documental para su mejor entendimiento.
Me ofrecí para iniciar un trabajo que lleva casi dos años visitando archivos, revisando periódicos del siglo 19 y cotejando información dentro y fuera del país como parte de una investigación histórica a nivel nacional que busca confirmar y depurar, o bien, desmentir las versiones que actualmente conocemos sobre la llegada y proliferación del béisbol en nuestro país. Asimismo, se realiza una extensa búsqueda documental para situar otros brotes tempranos de béisbol en nuestro territorio e, incluso, fuera de él. Este trabajo corre a cargo de un servidor y cuenta con el aval del Salón de la Fama del Béisbol Mexicano
Comencé investigando la versión de Sonora, por su grado de importancia y su riqueza en elementos rastreables. Los resultados fueron de extrema sorpresa.
Se encontró que el Montana, el barco más famoso en la historia del béisbol, no era militar, sino que se trataba de un vapor que transportaba carga, correo y pasajeros desde San Francisco a varios puertos mexicanos, entre ellos Guaymas, y llegaba hasta la desembocadura del Río Colorado en lo más alto del Mar de Cortez para luego regresar siguiendo la misma ruta.
Pero lo más impactante fue ir encontrando documentación que situaba el hundimiento del Montana unos meses antes del supuesto juego histórico. En realidad, el Montana se hundió el 14 de Diciembre de 1876 según la última bitácora del buque, el control de tráfico marítimo de Guaymas de ese mes y una nota publicada en el New York Times unos días después del siniestro informando de la noticia.
Al momento en que el supuesto juego histórico ocurría, el Montana tenía casi 5 meses hundido. Otro elemento clave en la historia es la careta de catcher que tanta sorpresa habría causado según el relato original pero que, sin embargo, su presencia en Guaymas en esos días habría sido casi imposible.
La careta se usó públicamente, por primera vez, en Abril de 1877 por el receptor del equipo de la universidad de Harvard, cerca de Boston y las primeras evidencias de su comercialización se tienen fechadas en Agosto de ese mismo año, por lo que su presencia en Guaymas apenas unos días después luce muy poco probable.
La evidencia arroja que los elementos citados en la versión del sr. Marcor no pudieron haber coincidido en Guaymas en Mayo de 1877. El barco ya se había hundido, y la careta era una recién nacida.
En realidad, el matrimonio de Sonora con el béisbol pudo haber iniciado en 1867, diez años antes de la supuesta llegada del Montana.
La intervención francesa motivó que muchas familias adineradas del occidente del país enviaran a sus hijos a estudiar a California en los Estados Unidos siendo el Santa Clara College, cerca de San Francisco, uno de los colegios predilectos.
El primer mexicano que juega al beisbol según las evidencias hasta hoy encontradas fue José Francisco Godoy, un jovencito de 15 años que en abril de 1866 defiende el jardín central del Eureka Base Ball Club de Santa Clara en California, según lo reportó el diario Alta Californian de San Francisco.
Mientras el joven José Francisco jugaba al beisbol en la primavera de 1866, su padre José Antonio, consul mexicano en San Francisco, gestionaba el envío de armas y dinero para apoyar al ejército republicano de Benito Juarez que buscaba quitar del poder al emperador Maximiliano de Habsburgo, impuesto por la intervención francesa. Juárez, Godoy y los republicanos contaban con el apoyo de los Estados Unidos.
Muchos de esos jóvenes simpatizantes de la causa liberal juarista adoptaron el beisbol como una bandera de repudio a las intervenciones europeas y abrazaban los ideales americanos de república, progreso y anti monarquía. Es entonces que comienzan a practicar el juego.
Unos meses después, durante el verano de 1866 se vivía ya una fiebre por el béisbol en San Francisco que terminó por absorber a los estudiantes mexicanos. En ese año había ya 35 mexicanos en el Santa Clara College, de los cuales 23 eran sonorenses. Entre ellos estudiaba también Saturnino Ayón, un mazatleco.
En Agosto se organiza la Convención de Base Ball del Pacífico que buscaba organizar y estandarizar a los diversos equipos que ya existían en la zona dentro de un mismo conjunto de reglas y estatutos. De Santa Clara, se registraron el Eureka Base Ball Club de José Francisco Godoy y el Original Base Ball Club que registró, como su representante, a Saturnino Ayón de Mazatlán, Sinaloa.
La primera evidencia que relaciona a un sonorense con el béisbol se da el 9 de Abril de 1867 cuando aparece publicado en el diario Alta Californian el reporte de un juego que enfrenta al Original con el Excelsiors. En dicho reporte Adrían Cubillas, procedente de Hermosillo, Sonora, defiende la segunda base. Ayón actúa como pitcher.
Otro nativo de Sonora, Fernando Güereñas, también aparece entre los primeros peloteros mexicanos que conoce la historia. Nativo de Álamos, pero avecindado en Guaymas desde muy pequeño, Güereñas defiende el jardín derecho del Original en el reporte del juego que hace el diario San Francisco Call el 24 de Noviembre de 1867. Ni Ayón ni Cubillas aparecen en este reporte, pues ya se habían graduado y regresado a México.
De los peloteros del Original sobreviven un par de imágenes de extraordinario valor histórico tomadas en 1867 que se constituyen, junto a una imagen de Maximiliano en 1865 jugando cricket, como las fotografías más antiguas relacionadas al deporte de México. En ellas, los peloteros hacen evidente un alto grado de entusiasmo y organización. Debida y meticulosamente uniformados, cuidan hasta el último detalle.
Su distinción es una estrella de cinco puntas que se puede observar en sus gorras y que se repite en la hebilla del cinturón. Esta estrella probablemente representa un símbolo de afinidad con la masonería. Documentación fechada años después, en 1889, prueba que Saturnino Ayón, vicepresidente del Original y uno de sus líderes más visibles, fue miembro de la agrupación masónica de los Caballeros Templarios en México. Cuando conmemoraron los 15 años del fallecimiento de otro distinguido masón, Benito Juárez, Ayón ofrece un apasionado discurso y entrega como ofrenda, ante la tumba de Juárez, una estrella plateada de cinco puntas.
Es muy probable que, a su regreso a México, hayan practicado el juego poniéndolo de moda. Todos estos pioneros del beisbol mexicano eran de clases altas, lo cual cumple con una de las premisas del Modelo de Difusión, que plantea el Dr. Joseph Arbena, experto en la historia del deporte en América Latina. Arbena ha comprobado que los deportes llegan a América Latina traídos por las clases altas como una novedad social, la ponen de moda, haciendo socialmente apetecible su práctica, para luego ser imitadas por el resto de la población consolidando el juego. Este proceso se presentó por estos mismos años en Cuba y luego se repetiría en Nicaragua, Venezuela y Puerto Rico.
El Santa Clara College siguió siendo un gran inspirador de béisbol para el estado de Sonora durante el siglo 19. Los hermanos Ruiz, a quienes se le atribuye la introducción del béisbol a Hermosillo alrededor de 1885, eran estudiantes de esa misma institución. Jorge Boido y Carlos Cáñez que, como peloteros del club Guaymas derrotaron a Hermosillo en 1892, también eran estudiantes del Santa Clara College. Es el mismo caso con Espiridión Robles que habría introducido el béisbol al poblado sonorense de Baviácora en 1895.
Las referencias a las fuentes que sustentan esta investigación pueden ser revisadas en el portal de internet OrigenesDelBeisbol.com
César González Gómez
http://www.origenesdelbeisbol.com
http://www.origenesdelbeisbol.com
1 comentario:
Buen trabajo de hermenéutica y heurística, el cual aplica algunos preceptos teóricos de la corriente posmodernista en la narración historiográfica, valdría la pena publicarlo en papel, pues en internet no es tangible la repercusión de este gran trabajo historiológico en términos de José Gaos. Enhorabuena
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